La realidad no se responsabiliza por la pérdida de tus ilusiones.

19.12.11

Sugar,

No hay suficiente agua en este mundo para limpiar el alquitrán de este lugar, el polvo de estos labios, la tierra de estos pies.

11.12.11

Y las sonrisas, y las risas

Haría falta ser las últimas personas en el mundo para enamorarse; la contaminación visual nos arrebata el mérito de disfrutar sin sentir.
Tengo como una arañita caminando por los ventrículos cercanos al corazón. No me duele, no lastima... pero sé que se está tomando el trabajo de crear sus tejidos alrededor de mis órganos. Va a ser un inquilino difícil de llevar... espero que no le sonría a las mancuspias, otro que el que le sopla al viento.

Me prometieron lluvia y amor para hoy,... sólo tengo una taza de café con leche y mil cosas más.

4.12.11

No pensé que podía doler así. Ouch

2.12.11

Ella

Anoche soñé que me matabas
dos tajos en la yugular,
y me desangraba.

Es la representación de tus carcajadas
de tus ojos lastimeros
de tu lengua, que no es floja.

Reías mientras mi alma abandonaba mi cuerpo
cuando sólo quedaba el disfraz
y mi cara se escondía dentrás del antifaz;
esa máscara que no mucho tiempo atrás
representaba todo lo que amabas,
tu juventud
y aún más.

24.11.11

Love has a nasty habit of disappearing overnight.

Comprobado.

Ya vendrán tiempos. Porque lo que le falta a la vida son tiempos, sin adjetivos en particular.
(Pero en el estudio y en el juego te va bien)
Mientras tanto hay que bailar una sambita y reír a carcajadas.












Gracias por agregarle un par de minutos al encierro.

8.11.11

1.

Porque mi cabeza era una mazmorra y nada bueno puede venir de las mazmorras. Las paredes se hinchaban de tristeza, caían lágrimas del suelo. Los ojos cansados de saber hacia donde mirar salían arrancados del cráneo, directo contra la pared para romper su cornea. Y nada bueno puede salir de una mazmorra. Es un lugar oscuro y húmedo, una de las pocas cosas frías que te consumen y se hacen ceniza.

15.9.11

El temita de las cosas que te duelen.
La risa es lágrima que se transforma en vómito compulsivo, resignado a nunca ser más que un nudo en la garganta.

11.9.11

Al fin del mundo, lejos de acá.

Y si tenía que sanar, va a sangrar. Los platos se mueven, se detienen, no llego, se caen.
Mi preciosa Lidia ha vuelto. Ayer durmió arriba de mi cabeza; se hizo una camita con mi pelo y descansó. El trabajo de Lidia es hacerse cargo de las mancuspias cuando yo no puedo más. Menos mal que vino ayer, mi hermosa Lidia.
La cama la desarmé yo sola, no necesité de dos. Las pesadillas de una persona fueron suficientes. Si tengo que ser honesta, no te extraño; tampoco te necesito. Creo que esa es buena señal.
Pero viste que lo que uno merece, en este país, siempre fue mal calculado. El deudor que habla de cuentas y el merecedor que esquiva constantemente a la razón. Un tango con dos hombres, dos zapatos derechos; pares inservibles atados a una discusión sinfín.

La valijita, las promesas, los papeles en blanco. Una birome azul, un zippo, el atado de puchos, tus sonrisas. A riesgo de que las promesas se arruguen con el peso del tiempo, me acuesto pensando que mañana será otra día y ¡qué ganas que tengo de viajar!

29.8.11

She's so heavy.

-Tengo miedo- le susurré al oído mientras me hacía chiquitita en su clavícula izquierda.
-Ya sé...- me contestó con toda esa sabiduría escondida. Me abrazó más fuerte.
-No sé qué hacer- aunque no quisiera, algunas lágrimas se dejaban sentir en mi voz.
-Vivimos para averiguarlo- apretó su mejilla contra la mía. Tenía la barba un poco más crecida, y me daba cosquillas. Entendí que no estaba tan anestesiada como creía.
-...¿qué sentido tiene estar vivo? No sé cómo...- las palabras se quebraron mientras salían de mi boca- no sé cómo voy a llegar al final. ¿Para qué todo este viaje?.
-Para vivir estos momentos- me contestó.
-Te amo- un rayo de sol se dejó sentir en mi interior.
-Y yo te amo a vos.- y me hizo una cama con sus brazos.

25.8.11

Cry.

Siempre cinco para el peso, no te olvides que las generaciones te han dicho que nunca serás lo suficientemente buena, que no alcanzará nada de lo que hagas. Que no intentes realizarte, eso es para otros apellidos. "Quedate quietita mientras estoy mal que la vida debe dejar de pasar", ¡o aún mejor! "que el mundo deje de girar que estoy demasiado mareada para continuar".
Lo más impactante es que en cada lágrima me imagino contándole a la generación que vendrá, lo mucho que lloré. Y me hace acordar a cuando lo hacías vos conmigo.
Ahora te escucho reír, y sé, estoy segura, que esto te importa menos que el mandado que tenías que hacer ayer y te olvidaste.

Hace un tiempo me parecía triste lo que otros tenían que hacer para sentirse en paz, alejarse. Hoy me siento del grupo del martirio.

22.8.11

No sé qué pretendés de esta suerte de estación.

21.8.11

Borrar.

Quemame la garganta, derretí el sol. Dale fin al 'para siempre' hoy, y así concluí la espera que explota cual patrón a las mancuspias heridas de ser y sentir. Terminá con la esperanza, ¡qué sentimiento asqueroso! malcría y destruye con la manía de construir. Qué cansados que estamos los soñadores, qué desesperados los pacientes; hay demasiadas nubes en un cielo que no muestra señales de querer llover.
Qué largo se hizo el día de hoy, hace un año atrás.

18.8.11

I'm ready to leave.

Devolveme las lágrimas, condición necesaria para mi libertad. Y la obligatoriedad de la sonrisa subrayada, tan sobrevalorada e idealizada. Todos somos un castillo de cartas, corazón; nadie se salva de la brisa, de las aguas, ni de Dios.
Y ahora te miro a vos, me miro a mi, sé que nunca estuvimos destinados. Y eso está más que bien.

9.8.11

Como cigarrillo.

Abajo de mi estandarte, siguiendo el asterisco, escrito chiquito del lado derecho en la parte inferior; ahí es donde reposa la idea (y la promesa) de que la ciudad de cemento no absorbería mi tersa imaginación, ni se llevaría las arrugas que se hacen en mis mejillas por la sonrisa que intento nunca desdibujar.

Y ahora las banderas sí se lavan. Y ahora rompo ese pedazo de tela y lo entierro en mi carrera.

27.7.11

Mis flores favoritas.

Muelles y océanos escapan del sol. Se recuestan en el frío, odiando el cálido susurro de su infancia. Cruel fastidio del otoño que de tanto en tanto repone hojas a los árboles ya caídos y hechos leña, como si formáramos parte de alguna clase de obra formal.
Baila en el río el ángel feroz. Sueña con volar, mientras anuda sus alas con cinta color jazmín.

Jazmín cielo,
jazmín eterno,
jazmín mañana.

26.7.11

With a little help from my friends.

Y con ésto, cada vez me aseguro más el SÍ,

cada vez me doy más cuenta del NO.

19.7.11

Quizás.

Te veo sonreír tanto. Mostrar tus hermosos dientes blancos y expandir tus mejillas hasta casi el dolor mismo. Sonreír de manera increíble, princesa. Y no dejás de intentar hacer crecer aún más esa sonrisa, hasta que sea tan grande que tape las lágrimas mismas que caen de tus pequeños ojos dulces.
Cada tres por tres tus hermosos labios se quiebran; aún así parecés un soldado que no piensa dejar que sus piernas tiemblen ni un minuto en campo de batalla, y volvés a la postura de la sonrisa más dulce y triste que puedas imaginar en un campo de margaritas. Sos preciosa cuando sonreís, tierna y divertida.
Pero si me preguntás a mi,
sos aún más linda cuando dejás que esa sonrisa se quiebre
al punto de dejar que tus lágrimas
se derramen por tu piel.

16.7.11

Una más para descansar.

Y en el circo de la ciudad
los políticos hacen stand-up.
Llenan mesas, vacían botellas,
juegan con marionetas que sangran de verdad.

La música no se deja escuchar,
se entremezcla con la risa de los ingenuos,
las lágrimas de los sabios
un verdadero tango para la Capital.

Ahogados en apariencia
se vuelven viejos
se vuelven locos
se vuelven otros.

11.7.11

TIRATE A UN POZO.

10.7.11

Boo freakin' hoo

Parece que tirar mierda cuando estás de mal humor es el único método que conocés. Ché, aburrís y cansás.

9.7.11

#2- Con cada año que cumplo,
se suma un síntoma nuevo
a la resaca.

7.7.11

4.7.11

#1- Cuando me falta amor,
lo recargo con muchas horas de series,
películas cursis,
libros,
cafés
y tés.

Gorrión Rojo.

-Oiga, amigo- me dijo.
-¿Sí?- contesté.
-¿Tiene cambio de un centavo?- me preguntó.
-No -le contesté-, hoy no.
-¿Mañana quizá?- siguió preguntando.
-Quizá mañana.
-Pero quizá mañana no pueda encontrarle -dijo quejándose.
Espero que no, pensé.
Esperamos y esperamos. Todos. ¿No sabría el psiquiatra que esperar es una de las cosas que vuelve loca a la gente? La gente espera toda su vida. Esperan vivir, esperan morir. Esperan en la cola para comprar papel higiénico. Esperan en la cola para recibir dinero. Y si no tienes dinero, esperas en colas más largas. Esperas para dormirte y esperas para despertarte. Esperas para casarte y esperas para divorciarte. Esperas que llueva, esperas que deje de llover. Esperas para comer y esperas para volver a comer. Esperas en la consulta del loquero con un montón de anormales y te preguntas si serás uno de ellos.

Pulp, Charles Bukowski.

3.7.11

Violeta vacío

Caminaba rápido para poder estar lo antes posible en mi cama y aún así me torturaba la idea de quedarme sola. Hacía tiempo que mis paredes intentaban acobijarme y no lograba llegar a casa.
Todo se sentía en cámara lenta, el murmullo de la gente, como un eco entumecido llenaba mi cabeza y mis oídos; actuaban de música de relleno para la obra maestra de las bestias, que habían tenido más que suficiente esa noche para alimentarse durante días. Sólo era posible distinguir sus dientes masticando palabras hirientes, paredes del castillo que acababa de caerse y a una anciana, que me era imposible entender de dónde la conocía, recitando gritos de inconformidad.
Se sentía como una Capital Federal en mi cabeza. Un pequeño infierno donde no hay tiempo más que el que se escapa en los suspiros y abundan las preocupaciones por el mañana que inevitablemente asomará su desagradable cabeza cuando cada latido sea superado por el anterior.

Atrás.

Sí, hay muchas cosas que no voy a tener.

Me tendría que haber quedado en la cama.

30.6.11

Fine with me.

Te escapás de entre mis dedos. Corrés el próximo tren hacia Nunca Jamás, llevándote con vos a mis dos mentores de Recuperación.
No te olvides que estoy en rehabilitación, corazón.

Imaginate en un mundo donde ya nos hayamos despedido. Donde encuentres otro cuerpo y pases otros tiempos. Hacia dónde se inclina la balaza?

29.6.11

Winter wish.

Y que el día más frío del año congele tus pestañas y ese cariño que había entre nosotros dos.

28.6.11

Por momentos me gustaría ser una isla.
Estoy cansada de los vientos ajenos.

17.6.11

Miss

Se entumece la parte del alma que te solía pertenecer. Se desgarra, infectada se esparce contagiando a sus células vecinas. Luego de recostarme en el quirófano, acariciás mi pelo una vez más. Sos tan conciente como yo del reloj que marca los pocos latidos que quedan de mi corazón.
Tomás el escalpelo por su mango, y con la mano más firme que la escarcha acumulada en el techo del andén, separás la piesa gangrenosa del resto. Asegurándote de cortar siempre un poco más de lo debido, cosés la incisión con un hilo de un color un poco más oscuro que lo amputado.
Sé que cuando abra los ojos no vas a estar; y si seguís ahí, alguno de mis tantos conflictos cuasi-psicóticos, pseudo-recurrentes y por demás avanzados, lograrán comprarte un pasaje de ida a la próxima persona con la sonrisa más comprometida que la que yo aseguré tener.

Mientras la penetrante luz blanca lucha con mis párpados por desintegrar mis pupilas, mi cabeza escribe con cintas de raso rojo 'creí que te habías ido con la última operación.'

Eterno otoño.

Los eruditos recrean días con climas de acompañamiento, cuando más sola me siento. Con cada gota que cae al suelo suena una golondrina que entre llantos me recuerda cuánto te quiero y que no estás cerca.
Estoy acá, pura y destruida, tirada en la nueve de julio casi dormida. La coraza de metal, plateada y bien pulida, no deja que el frío penetre más allá de mi piel. Mis huesos no sienten la sombra del viento mientras los ojos me arden, llenos de moléculas que pertenecen al aire.
Las ruedas desaparecieron, al igual que los ruidos fuertes y los suspiros densos. Pero las nubes continúan dejando caer mis lágrimas sobre el asfalto. Utilizo un poco de fuerza para levantar la cabeza cada vez que creo escuchar tus pasos como ecos lejanos de calles desconocidas. Pero nunca sos vos, y en realidad estás en la esquina, sentado, mirándome dormir.

Convidame un cigarrillo y llevame a casa, que entre sábanas siempre te siento mejor.
Con cada gota me das un beso. Que no pare nunca de llover, por favor.

12.6.11

Fuckme,right?

Todo colabora al trauma

T O D O.

20.5.11

Moretón.

-No hables que no te corresponde, peón! sos parte de la escenografía, no de la vida. Callate que no tenés nada para decir, siempre te vas a equivocar. Sí será No, Blanco será Negro, Ayer no te pertenece y no existe el Mañana para vos.
-Señor, sí, señor.
-Genial, no te olvides que todos la tenemos que pasar mal.
-Señor, SI, SEÑOR.

5 para el peso.

Sáquenme de acá. Sáquenme de acá. Sáquenme de acá. Sáquenme de acá.

No quiero más.

11.5.11

Consecuencias del acto.

Mañana, después de que me vaya mal en Civil, voy a dormir la mejor siesta evar.

Me chupa todo un huevo y todos putos.

9.5.11

Eso y aquello.

¿Dónde está el lugar al que todos llaman cielo?
Si nadie viene hasta aquí
a cebarme unos amargos como en mi viejo umbral
¿Por qué habré venido hasta aquí, si no puedo más de soledad?
Ya no puedo más de soledad.

Su anillo lo inmuniza contra el peligro,
pero no lo proteje de la tristeza.

Surcando la galaxia del Hombre,
ahí va el Capitán Beto, el errante.

¿Dónde habrá una ciudad en la que alguien silbe un tango?
¿Dónde están, dónde están
los camiones de basura, mi vieja y el café?
Si esto sigue así como así, ni una triste sombra quedará,
ni una triste sombra quedará.





Sín brújula y sin radio,
jamás podrá volver a la Tierra.

Escuchar no daña. Simplemente oír, sí.

Hagamos una cosa: decime qué rol querés que interprete, cómo hacerlo, qué decir, cómo moverme, en qué orden. No te olvides de aclararme el vestuario y maquillaje. Cómo te gustaría que sea mi pasado y lo que más te gusta, mi futuro. Designá cada minuto de esta gran pantomima así te quedás conforme.

6.5.11

Alucinógenos.

Todo era humo y espejitos de colores.
La más cálida ilusión de los últimos años.

La escuela de la mentira.

Valerio: ¿Por qué, encantadora Elisa, os tornáis melancólica después de las valiosas certezas que de vuestra fe habéis tenido la bondad de darme? Os veo suspirar en medio de mi alegría. Decidme: ¿lamentáis haberme hecho dichoso y os arrepentís del compromiso a que mi ardor ha logrado llevaros?
Elisa: No, Valerio: no puedo arrepentirme de nada de cuanto hago por vos. Me siento arrastrada por una fuerza inmensamente dulce y ni aun encuentro ánimos para desear que las cosas no hubiesen sucedido así. Mas, a deciros verdad, el desenlace me causa inquietud, y temo mucho amaros más de lo que debiera.
Valerio: ¿Qué podéis temer, Elisa, en las bondades que habéis tenido conmigo?
Elisa: Temo cien cosas a la vez: la indignación de un padre, los reproches de una familia, las censuras del mundo... Pero más que a nada Valerio, temo a los cambios de vuestro corazón, a esa criminal frialdad con la que los de vuestro sexo cambian muy a menudo los testimonios demasiado ardorosos de un amor inocente.
Valerio: No me hagáis la injusticia de medirme por los demás. Sospechad de mí cuanto gustéis, Elisa, menos de que puedo faltar a cuanto os debo. Harto os amo para eso, y mi amor por vos durará tanto como mi vida.
Elisa: ¡Ay, Valerio! Todos dicen las mismas razones. Todos los hombres se asemejan en las palabras y no son sino actos lo que los muestran diferentes.
Valerio: Pues que sólo las acciones dejan conocer lo que somos, esperad al menos a juzgar mi corazón por ellas, y no me busquéis anticipados crímenes en los injustos temores de una calumniosa previsión. No me asesinéis, os lo ruego, con los desastrosos golpes de una sospecha ultrajante, y dadme
tiempo para convenceros, con mil y mil pruebas, de la honestidad de mi fervor.

El Avaro, Molière.

3.5.11

Creepy in the most beautiful way II.

La oscuridad, penetrante y espesa, se colaba por las veredas de mi alma. Mi corazón latía más rápido de lo que pretendía, acompañando el compás de mis pisadas. Intenté contener los suspiros -más parecidos a gemidos- para poder pasar desapercibida. Intercepté tu respiración a dos cuadras de mi razón, compartíamos el ritmo de exhalación.
Se hizo de día en cuanto me detuve en tus ojos, que me acuchillaban la conciencia, perforando mis recuerdos. Masacrándolos, pisándolos, escupiéndoles. Sonreíste. Un calosfrío eterno recorrió mis vértebras, generando que mi postura se reacomode.
Me era imposible dejar de temblar. Mis dientes tiritaban en cuanto pretendía abrir mis labios para contestarte la mirada. Mis manos empalidecían sin razón aparente, se movían de manera espástica, al igual que mi torso y seguramente mis piernas; no les presté atención.

Hoy recolecto los recuerdos que tengo de ese momento. No sé si era de mañana, tarde o noche. Tampoco si hacía frío o calor. Siquiera cuándo fue.
No recuerdo cómo llegaste, y aún peor, a dónde fuiste.

28.4.11

Falling

Ponés toda tu vida en la mesa y te das cuenta que tenés más mierda de la que pensás. Que deberías ser una escoria en la sociedad. Que quizás lo sos y no lo sabés. Y que no podés emitir alarido al respecto, ya que mientras vos dormís en una cama de ironías, hay otros que ruegan por gente que les diga mentiras sobre las que descansar.

26.4.11

This is my time, this is my tear.

Envenena y no mata.
Alzaremos mil fuertes de concreto antes de que la sombra desaparezca completamente.

24.4.11

Civil 1.

Si tuviera un .22 no dudaría en apoyar el caño en mi sien y rápidamente apretar el gatillo. O aún mejor, siendo propietaria de alguna bomba nuclear de corto alcance, destruiría sin pensar el aula 49 de la facultad de Derecho en el momento exacto en que entren los correspondientes hijos de puta a tomar el parcial. Just sayin', le perdí respeto e importancia a mi vida y a la de los profesores. Qué derechos personalísimos ni que ocho cuartos, no me jodas más la existencia.





Todos sabemos que no llego, bombón.

21.4.11

.

Respirá y no llores.

20.4.11

4 u I bleed myself dry.


FELIZ LEGALIDAD.
te amo

Fun fact

Mi cama pide a gritos que seas vos el que duerma en ella hoy, mañana y pasado.

Ya no.

Y todo se hace cenizas, se evapora, se quiebra, se consume como cigarrillo. Cruje el pasado y revienta, revienta burbujas de papel. Caminamos sobre un futuro que arde, que quema, que explota las neuronas. Y mi cabeza da vueltas, vueltas, vueltas. Se quiere girar, se quiere torcer. Me duele el cuello, me duele el cerebro. Mi frente sangra de tantos golpes contra la pared. Las gotas viscosas y tibias caen por mis ojos, encegueciéndome; terminan en mi boca, con un sabor dulce y algo picante.
Tengo vidrios en los oídos, duele duele duele duele escuchar. Estoy desnuda, sin ropa ni piel. Mis nervios arden, gritan desesperados. Me acaricias y pareciera que las yemas de tus dedos laceraran a carne viva.
Cicatrices
cicatrices
ci
ca
tri
ces.

Época de parciales.

I. Tu desayuno es una Cafiaspirina que, claramente, tragás con café.
II. Y es cuando empezás a cuestionarte por qué no dormías más en las vacaciones, cuando podías hacerlo sin culpa ni alarmas despertadoras.
III. Nunca son cinco minutos en la computadora y me pongo a resumir.
IV. Tu mamá te pide que no te quedes hasta tarde resumiendo porque después estás cansada. Vos sólo pensás 'soy una estudiante de derecho en la UBA', no falta mucho para que el cansancio sea considerado parte de la nota a promediar.
V. Los planes de estudio nunca funcionan. No hasta que faltan tres días y no leíste nada.
VI. Llega cierto punto de la madrugada donde intentás escribir con el cigarrillo y fumar los resaltadores.

19.4.11

Línea D

Parada en un viejo anden, siempre con sabor a tabaco, olor a perfume importado y un inútil acento inglés. Besaba al Olvido, impaciente por verlo irse sobre las riendas del tren, tan gastadas y desalineadas como su memoria.
Sus ojos lloraban cansancio y licor, resacas de una noche que jamás existió. Se despedía de la sombra Soledad, dejándola más acompañada que nunca. Le regaló una sonrisa de media luna insistente; quién sabe qué naufragaba por su mente.
Subió por las escaleras y tragó de un tirón el primer rayo de luz con dificultad. Automáticamente sus ojos intentaron dar vuelta sobre su propia órbita para evitar el dolor que implicaba salir de su cueva invernal. Era lunes y la gente corría atareada, apurada por envejecer, resignados a no sentir y preferir un cortado tradicional a una lágrima lastimosa en el café de la esquina.
Algún rock empolvado sonaba en el bar. Una vieja prendía la máquina de burbujas que daba a la calle, un negro cantaba un blues desafinado. Un bebé lloraba, alguien corría un colectivo, muchos fumaban, pocos miraban.
Quería gritar, saltar, romper. Nadie veía, nadie oía. Nadie tocaba ni jugaba. Todo el tiempo que estuvo dormida olvidó que la ciudad necesita roncar. Y ella, ahora despierta, necesitaba volar como una golondrina en un paseo manchado de rojo escarlata y violeta primaveral.

Strawberry things.

17.4.11

Psiquiatra.

Por favor no empieces. No empieces, no empieces, no empieces, no empieces, no empieces, no empieces, no empieces, no empieces, no empieces, no empieces, no empieces, no empieces, no empieces, no empieces, no empieces, no empieces, no empieces, no empieces, no empieces, no empieces, no empieces, no empieces.
Dejá de girar la cabeza, mirá para adelante. Ahí está la obra, ahí se desarrolla la tragicomedia. Fijate en los personajes en escena. Pará de imaginar, dejá de traspasar. No vayas constantemente al final.
Y el final
el final




el final
final

sobre el mar, el mar.

Right now.

Si pedís mi opinión, o aunque sea te interesa, te diría que te podés ir bien a la concha de la lora. Y ya que estás de paseo podés irte a la mierda también. Finalizá el viaje tirándote a un pozo y dejándome de romper las pelotas.
Más heavy que submarino a remo, más complicado que remar en dulce de leche.

9.4.11

How?

MIERDA
MIERDA
MIERDA.

Current urn.

Tus ojos perdidos
funden vacíos
traspasan paredes
conquistan pueblos
muelen mentes.

Y tu sonrisa torcida
que cose heridas
que desarma castillos
y acompaña muecas (lágrimas).

Sarcófago de vidrio
que te puedo ver
no puedo respirar
quiero salir;
no es posible soñar.

Y tus hombros se recuestan,
me invitan a inventar
y me dejo
y te dejo
y nos fundimos,
nos traspasamos,
(se rompe la urna)
nos conquistamos,
destruimos.

7.4.11

Don't let it happen

¿Será realmente posible que no me quieras bien?

La mala educación.

5.4.11

Edito y junto.

Juegan un mano a mano de dolor
a ver quién gana
a ver quién da más amor.

Y juegan y juegan
con la burbuja de cristal.
Se cae, se rompe
y la vuelven a pegar.

Vuelan como una golodrina
en un paseo manchado
de rojo escarlata
de violeta primaveral.

Tus manos laceran mi piel,
mi piel como seda de primavera.
Mi piel color esmeralda,
color despistada.

Y nuestros labios bailan,
bailan, pasean y cantan.
Se divierten,
escriben poesía
y toman café.

Me hacés panqueques

y mientras tanto yo te escribo algo cuando me voy te quedas con algo.
no hay tiempo para tildes, estas en la cocina y vas a volver en cualquier momento.
los panqueques van a ser los mejores que probe en mi vida, lo presiento}
ahora si,hora de buscar los malditos codigos de filosofia
te quiero mucho
unManú

4.4.11

En resumen.

Creo que la expresión más adecuada para los textos que no logro escribir serían algodones de azúcar, golosinas, sonrisas, cosas azules, árboles, lluvia, pasto, ombligos, hombros, clavículas, libros, té de canela, café con leche de mamá, frío de otoño, medias de invierno, sábanas de seda, cigarrillo de la mañana, besos, abrazos, miradas, estrellas, cielos, espacios, universos, mundos, lágrimas que mojan mis mejillas, almohadas frías y esponjosas, duchas calentitas y largas, museos, películas, música, silencios, una bufanda tejida por mi abuela, galletitas de sueños, mi cama, tu cama, tus manos, tus pestañas, tus piernas, tu espalda, mi sillón, las sorpresas, las cartas, ir sentada en el colectivo, la complejidad, la simplicidad, la organización, la felicidad, el miedo, la ternura, lengüetazos, gomitas de frutilla, chupetines de cereza, tomates, apapachamientos, chuchitos, la mantita del living, Friends y Grey's anatomy, escribir, hablar, cantar, caminar por el cordón de la vereda, dormir en las plazas, aprender, soñar, recordar, memorizar con la yema de mis dedos, el tiempo (que no es el del reloj), quejarme de la facultad, ordenar mi cuarto, viajes en auto, comprar libros, mis amigas, mi familia, mi perro, mi carpeta, mis tazas, mi cama, tu cama (sí, ya dije ésto), el fernet, la coca, la cerveza, y todas esas cosas que me hacen bien.

1.4.11

A los ojos.

Mia: Don’t you hate that?
Vincent: What?
Mia: Uncomfortable silences. Why do we feel it’s necessary to yak about bullshit in order to be comfortable?
Vincent: I don’t know. That’s a good question.
Mia: That’s when you know you’ve found somebody special. When you can just shut the fuck up for a minute and comfortably enjoy the silence.

28.3.11

...is good.

Hojaldre de caricias,
marmoladas sonrisas.
Budín de besos,
caramelos de tutti-fruti.

Y tus latidos,
y tu respiración,
y tus rodillas,
tus codos,
tu qué se yo.

Risa de media luna,
llena
o moribunda.
Prendida
o torcida.

Y es sólo un instante,
un cúmulo de estrellas
en un suspiro.
Tan efímero como un calosfrío
como una brisa.

Fieles hojas de otoño:
acójanme cuando esté caída
herida
sin salida.
Porque hay una mesa,
hay cartas,
sólo hoy,
y miedo por el mañana.

(Asustalo, sacalo de acá)

Te leo.

[...] Entonces me acuerdo que me agaché y me puse a cavar con las uñas hasta que una de las urnas quedó a la vista. Sí, me acuerdo. Me acuerdo que pensé: "Esta va a estar vacía porque es la que me toca a mí." Pero no, estaba llena de un polvo gris como sé muy bien que estaban las otras aunque no las había visto. Entonces... entonces fue cuando empezamos a grabar Amorous, me parece.
Discretamente he echado una ojeada al cuadro de temperatura. Bastante normal, quién lo diría. Un médico joven se ha asomado a la puerta, saludándome con una inclinación de cabeza, y ha hecho un gesto de aliento a Johnny, un gesto casi deportivo, muy de buen muchacho. Pero Johnny no le ha contestado, y cuando el médico se ha ido sin pasar de la puerta, he visto que Johnny tenia los puños cerrados.
-Eso es lo que no entenderán nunca -me ha dicho-. Son como un mono con un plumero, como las chicas del conservatorio de Kansas City que creían tocar Chopin, nada menos. Bruno, en Camarillo me habían puesto en una pieza con otros tres, y por la mañana entraba un interno lavadito y rosadito que daba gusto. Parecía hijo del Kleenex y del Tampax, créeme. Una especie de inmenso idiota que se me sentaba al lado y me daba ánimos, a mí que quería morirme, que ya no pensaba en Lan ni en nadie. Y lo peor era que el tipo se ofendía porque no le prestaba atención. Parecía esperar que me sentara en la cama, maravillado de su cara blanca y su pelo bien peinado y sus uñas cuidadas, y que me mejorara como esos que llegan a Lourdes y tiran la muleta y salen a los saltos...
Bruno, ese tipo y todos los otros tipos de Camarillo estaban convencidos. ¿De qué, quieres saber? No sé, te juro, pero estaban convencidos. De lo que eran, supongo, de lo que valían, de su diploma. No, no es eso. Algunos eran modestos y no se creían infalibles. Pero hasta el más modesto se sentía seguro. Eso era lo que me crispaba, Bruno, que se sintieran seguros. Seguros de qué, dime un poco, cuando yo, un pobre diablo con más pestes que el demonio debajo de la piel, tenía bastante conciencia para sentir que todo era como una jalea, que todo temblaba alrededor, que no había más que fijarse un poco, sentirse un poco, callarse un poco para descubrir los agujeros. En la puerta, en la cama: agujeros. En la mano, en el diario, en el tiempo, en el aire: todo lleno de agujeros, todo esponja, todo como un colador colándose a sí mismo... Pero ellos eran la ciencia americana, ¿comprendes, Bruno? El guardapolvo los protegía de los agujeros; no veían nada, aceptaban lo ya visto por otros, se imaginaban que estaban viendo. Y naturalmente no podían ver los agujeros, y estaban muy seguros de sí mismos, convencidísimos de sus recetas, sus jeringas, su maldito psicoanálisis, sus no fume y sus no beba... Ah, el día en que pude mandarme mudar, subirme al tren, mirar por la ventanilla cómo todo se iba para atrás, se hacía pedazos, no sé si has visto cómo el paisaje se va rompiendo cuando lo miras alejarse...
Fumamos Gauloises. A Johnny le han dado permiso para beber un poco de coñac y fumar ocho o diez cigarrillos. Pero se ve que es su cuerpo el que fuma, que él está en otra cosa casi como si se negara a salir del pozo. Me pregunto qué ha visto, qué ha sentido estos últimos días. No quiero excitarlo, pero si se pusiera a hablar por su cuenta... Fumamos, callados, y a veces Johnny estira el brazo y me pasa los dedos por la cara, como para identificarme. Después juega con su reloj pulsera, lo mira con cariño.
-Lo que pasa es que se creen sabios -dice de golpe-. Se creen sabios porque han juntado un montón de libros y se los han comido. Me da risa, porque en realidad son buenos muchachos y viven convencidos de que lo que estudian y lo que hacen son cosas muy difíciles y profundas. En el circo es igual, Bruno, y entre nosotros es igual. La gente se figura que algunas cosas son el colmo de la dificultad, y por eso aplauden a los trapecistas, o a mí. Yo no sé qué se imaginan, que uno se está haciendo pedazos para tocar bien, o que el trapecista se rompe los tendones cada vez que da un salto. En realidad las cosas verdaderamente difíciles son otras tan distintas, todo lo que la gente cree poder hacer a cada momento. Mirar, por ejemplo, o comprender a un perro o a un gato. Esas son las dificultades, las grandes dificultades. Anoche se me ocurrió mirarme en este espejito, y te aseguro que era tan terriblemente difícil que casi me tiro de la cama. Imagínate que te estás viendo a ti mismo; eso tan sólo basta para quedarse frío durante media hora. Realmente ese tipo no soy yo, en el primer momento he sentido claramente que no era yo. Lo agarré de sorpresa, de refilón, y supe que no era yo. Eso lo sentía, y cuando algo se siente... Pero es como en Palm Beach, sobre una ola te cae la segunda, y después otra... Apenas has sentido ya viene lo otro, vienen las palabras... No, no son las palabras, son lo que está en las palabras, esa especie de cola de pegar, esa baba. Y la baba viene y te tapa, y te convence de que el del espejo eres tú. Claro, pero cómo no darse cuenta. Pero si soy yo, con mi pelo, esta cicatriz. Y la gente no se da cuenta de que lo único que aceptan es la baba, y por eso les parece tan fácil mirarse al espejo. O cortar un pedazo de pan con un cuchillo. ¿Tú has cortado un pedazo de pan con un cuchillo?
-Me suele ocurrir -he dicho, divertido.
-Y te has quedado tan tranquilo. Yo no puedo, Bruno. Una noche tiré todo tan lejos que el cuchillo casi le saca un ojo al japonés de la mesa de al lado. Era en Los Ángeles, se armó un lío tan descomunal... Cuando les expliqué, me llevaron preso. Y eso que me parecía tan sencillo explicarles todo. Esa vez conocí al doctor Christie. Un tipo estupendo, y eso que yo a los médicos...
Ha pasado una mano por el aire, tocándolo por todos lados, dejándolo como marcado por su paso. Sonríe. Tengo la sensación de que está solo, completamente solo. Me siento como hueco a su lado. Si a Johnny se le ocurriera pasar su mano a través de mí me cortaría como manteca, como humo. A lo mejor es por eso que a veces me roza la cara con los dedos, cautelosamente.
-Tienes el pan ahí, sobre el mantel -dice Johnny mirando el aire-. Es una cosa sólida, no se puede negar, con un color bellísimo, un perfume. Algo que no soy yo, algo distinto, fuera de mí. Pero si lo toco, si estiro los dedos y lo agarro, entonces hay algo que cambia, ¿no te parece? El pan está fuera de mí, pero lo toco con los dedos, lo siento, siento que eso es el mundo, pero si yo puedo tocarlo y sentirlo, entonces no se puede decir realmente que sea otra cosa, o ¿tú crees que se puede decir?
-Querido, hace miles de años que un montón de barbudos se vienen rompiendo la cabeza para resolver el problema.
-En el pan es de día -murmura Johnny, tapándose la cara-, Y yo me atrevo a tocarlo, a cortarlo en dos, a metérmelo en la boca. No pasa nada, ya sé: eso es lo terrible. ¿Te das cuenta de que es terrible que no pase nada? Cortas el pan, le clavas el cuchillo, y todo sigue como antes. Yo no comprendo, Bruno.
Me ha empezado a inquietar la cara de Johnny, su excitación. Cada vez resulta más difícil hacerlo hablar de jazz, de sus recuerdos, de sus planes, traerlo a la realidad. (A la realidad; apenas lo escribo me da asco. Johnny tiene razón, la realidad no puede ser esto, no es posible que ser crítico de jazz sea la realidad, porque entonces hay alguien que nos está tomando el pelo. Pero al mismo tiempo a Johnny no se le puede seguir así la corriente porque vamos a acabar todos locos.) [...]

El Perseguidor, Julio Cortázar.

24.3.11

Se tapa la cara con las manos y tiembla.

-Johnny- ha dicho Dédée desde su rincón.
-Fíjate que solamente te cuento un pedacito de todo lo que estaba pensando y viendo. ¿Cuánto hará que te estoy contando este pedacito?
-No sé, pongamos unos dos mintos.
-Pongamos unos dos mintos- remenda Johnny-. Dos minutos y te he contado un pedacito nada más. Si te contara todo lo que les vi hacer a los chicos, y cómo Hamp tocaba Save it, pretty mamma y yo escuchaba cada nota, entiendes, cada nota, y Hamp no es de los que se cansan, y si te contara que también le oí a mi vieja una oración larguísima, donde hablaba de repollos, me parece, pedía perdón por mi viejo y por mí y decía algo de unos repollos... Bueno, si te contara en detalle todo eso, pasaríamos más de dos minutos, ¿eh Bruno?
-Si realmente escuchaste y viste todo eso, pasaría un buen cuarto de hora- le he dicho, riéndome.
-Pasaría un buen cuarto de hora, eh, Bruno. Entonces me vas a decir cómo puede ser que de repente siento que el métro se para y yo me salvo de mi vieja y Lan y todo aquello, y veo que estamos en Saint Germain-des-Prés, que queda justo a un minuto y medio de Odéon.
Nunca me preocupo demasiado por las cosas que dice Johnny, pero ahora, con su manera de mirarme, he sentido frío.
-Apenas un minuto y medio por tu tiempo, por el tiempo de ésa -ha dicho rencorosamente Johnny-. Y también por el del métro y el de mi reloj, malditos sean. Entonces, ¿cómo puede ser que yo haya estado pensando un cuarto de hora, eh Bruno? ¿Cómo se puede pensar un cuarto de hora en un minuto y medio? Te juro que ese día no había fumado ni un pedacito, ni una hojita -agrega como un chico que se excusa-. Y después me ha vuelto a suceder en todas partes. Pero -agrega gradualmente- sólo en el métro es como estar metido en un reloj. Las estaciones son los minutos, comprendes, es ese tiempo de ustedes, de ahora; pero yo sé que hay otro, y he estado pensando, pensando...
[...]
-Bruno, si yo pudiera solamente vivir como en esos momentos, o como cuando estoy tocando y también el tiempo cambia... Te das cuenta de lo que podría pasar en un minuto y medio... Entonces un hombre, no solamente yo sino ésa y tú y todos los muchachos, podrían vivir cientos de años, si encontráramos la manera podríamos vivir mil veces más de lo que estamos viviendo por culpa de los relojes, de esa manía de minutos y de pasado mañana...
El perseguidor, Julio Cortázar.

Cánticos del tiempo.

Te odio tiempo.
Odio a tus agujas,
a su insoportable camino.
Odio que no te detengas,
que no duermas,
que no llores.

Odio tus baladas,
tus risas
y totalitarismo.

Pasas, tiempo.
Pasas como sonido del sol,
pasas como si te llamara,
como si no tuvieras a donde ir
más que a la cama
de dos absurdos cómicos del momento.

Te amo, tiempo.
Te amo porque transcurrís,
porque hacés de todo
un abrir y cerrar de ojos.
Te amo porque no existís,
porque sos vos el que marcás
espontaneidad y destino.

Quedate por siempre, tiempo.
Te reís y me gusta.
Tenés agujas que cicatrizan,
que dejan el agua correr,
que crucifican.

Porque polvo,
porque mañana,
porque nunca,
porque a veces,
porque ya está.

Y el café.

Que toca el saxofón
mientras su inspiración
baila tu forma de ser
que desintegra con un blues
esta oscura prisión.

22.3.11

Cigarrillos sin filtro.

Tus manos encendidas,
tus besos tímidos.
Mi cintura como océano,
que te invita a navegar;
mi respiración tararea melodías
en tu cama de cristal.

Arrugamos las sábanas
y armamos un fuerte con mi pelo
nos escondimos de la luz
y abrazamos caramelos.

Calendario sin días,
música sin fondo,
libros olvidados sin polvo;
tu diploma de locura
recién entregado.

Construís barcos en altamar
abrazás para sanar.
Me despido
de la rosa de los vientos,
del reloj llamativo,
del mañana, pasado o San Fermín.

All the way.


Up here.

21.3.11

Otra puta.

La tormenta de ilustres próceres
palabras que laceran la piel
como hierro abrasador
y sabor a terror;
se pierden en campos de rosas azules
con olor a jazmines nuevos.

Caricias de espuma,
ojos de cartón,
vísceras de plástico
y sangre con gusto a despedida.

Las palmas de sus manos
se funden y transforman en viento,
recorren con peculiar pánico,
y algo extasiados,
las cicatrices que cuelgan de sus sonrisas.

Caen de bruces
entre acordes viejos
poco entendidos
simples,
limpios.

Caricias de cartón,
ojos de plástico,
vísceras de espuma,
corazón de sandía.

'Hay demasiadas sonrisas en una lágrima',
les gritó el cuervo
mientras los veía convertirse nuevamente
en hojas de otoño.

20.3.11

Sabores y colores, por este segundo.

Festín de risas rotas
se saborean las mentes;
ahí viene la sirena que se arrancó la cola
a traernos el té
té de canela y miel.

Callen al ruiseñor
y escondan el sol,
alteren los relojes
que el día en tu cama
no terminó.

Una invitación formal
a disfrutar brisas
de cereza y pimienta.

Hola, dame un abrazo.

18.3.11

Sin querer.

La valija pesa y él le ayuda a entrar en el tren.
La cubre de besos
y
el
sol
también.

Canela para mi té.

Pongamos un espejo, reflejate. Seguís apuntando, por más pactos internacionales que hemos declarado. Mirate. Mirá tus dedos, torcidos y gangrenosos, hartos de imponer penas y aún peor, hacerlas cumplir. Dejá la carrera para ser juez; todos estamos en el estrado de vez en vez.
Cuántos platos sucios. Hay algunos para guardar también. No tengo ganas.
Mi cama está desarmada y mi ropa sin guardar, no hace nada esta señora. Mi zippo tiene mucho olor a bencina y mis libros me miran con los peores ojos.
¿Qué le pasó al pasto? dije que no lo cortaran. Ahora está nuevo, sin historia, sin almohada, sin frazada, y tiene el peor color verde.
Pero volvamos a vos, siempre a vos. A vos, tu corazón lleno de moretones, tus pulmones hechos ceniza, tus articulaciones cansadas de hacer gestos sin sentido y tu garganta que se cae a pedazos de lo hecha mierda que está.
Si, ahora que hay música de fondo es mejor. Parece miel, deja que se deslice por mi traquea el grito ahogado de una Capital Federal desenfrenada. Correr, siempre correr. Gritar, fumar, masticar. Nadie habla, nadie canta.
Hace mucho que quiero ir al parque a leer. Pero no a cualquier parque, sino a ese que tiene el árbol de mi historia. Y quiero que el trayecto sea caminando. Pero no cualquier caminata. Quiero caminar por los cordones de las veredas, impacientando a todos los autos por no estar en el lugar que me pertenece. La calle es tan mia como tuya, imbécil.
Hace frío y hace calor. Hay viento y hay ahogo. El clima está tan histérico como yo. Pero los roles se dieron vuelta, hace mucho que no llueve torrencialmente en mi cabeza. ¡Qué lindo! ¡qué lindo! ¡qué lindo es pasear tocando las hojas de los árboles, con un cigarrillo en la mano y cantando! El problema es que me distraigo mucho. Hay colores y sensaciones en todos lados. Y hay baldosas rotas. Entonces siempre me tropiezo. Siempre desafino, y la nicotina no dura más de dos o tres cuadras.

Ahora que tenemos hilos de diferentes colores y texturas, tejamos una mañana de otoño.

16.3.11

Bang, bang, bang.

El caño de mi cintura
apunta justo a tu sien.

Paso mis manos por tu piel
con la misma delicadeza que toco el gatillo
sabiendo que,
si llueve en mi mente
y uno de mis dedos resbala,
bang.





Fino cristal.

Creepy in the most beautiful way.

15.3.11

Desplumarte también.

Que se te caiga la cara y la lluvia rebane tus tripas. Que tu piel se seque hasta dejarte sin una gota de sangre y luego se vuele a otra vida. Que se pudran tus pulmones, se desgarre tu cerebro y vomites tu propio estómago. Deberían cortarte las manos y los pies, dislocarte las rodillas y luego los codos, rebanarte los restos de músculos pegados a los huesos, para después quebrarte las costillas una por una. Que tu garganta sea lo último en ser mutilado para así poder escucharte gritar, y no sacarte los ojos hasta después para que seas espectador de tu propia muerte y derrames lágrimas con sangre a montones. Al final y sólo como última necesidad, arrancar con pinzas tus córneas, cortar tus párpados y cocer tu boca.
Habiéndote despojado de cada parte de tu organismo haciéndote sufrir, quedará tu corazón. Será el último órgano subsistiendo en base a nada, solitario en lo que alguna vez fue tu cuerpo y tu armadura de asesino. Bombeará con dificultad y peleará por unos segundos más, pero le será imposible latir. Tan trágico como quien fallece crucificado, dejará de funcionar por sí sólo.
Y al transformarse en un insípido pedazo de carne sin nada que ofrecer, se lo daré a las aves de carroña que ya se hicieron cargo del resto de vos.

14.3.11

Mercenario celeste

Pequeño mercenario celeste,
cobarde y sin tropa,
llevás en tu ropa
pedazos de alma
que cortas con tu lengua
y recolectas con esmero.

Son esos diminutos gestos
que te hacen del montón.
El típico egoísmo,
o devoto al qué dirán.

Caigo por la tranquilidad
que pensé
demostraban tus pies en la tierra.
Pero demostraste que preferís pisar
y andar
caminar
saltar
sobre ideas ajenas.

Tus pies se hunden en la viscosidad
de la sangre de los demás
y lo disfrutás;
tu sonrisa permanece intacta
sostenida por la culata del rifle
que apuntas sin vergüenza,
y aliviado.

Cual rata vestida de fiesta,
cabrón.

10.3.11

Tinta invisible sobre mi pared.

Mientras se secaban las tiras, el doctor le mostró un experimento a Tita.
-Aunque el fósforo no hace combustión en el oxígeno a la temperatura ordinaria, es susceptible de arder con gran rapidez a una temperatura elevada, mire…
El doctor introdujo un pequeño pedazo de fósforo bajo un tubo cerrado por uno de sus extremos y lleno de mercurio. Hizo fundir el fósforo acercando el tubo a la llama de una vela. Después, por medio de una pequeña campana de ensayos llena de gas oxígeno hizo pasar el gas a la campana muy poco a poco. En cuanto el gas oxígeno llegó a la parte superior de la campana, donde se encontraba el fósforo hundido, se produjo una combustión viva e instantánea, que los deslumbró como si fuese un relámpago.
-Como ve, todos tenemos en nuestro interior los elementos necesarios para producir fósforo. Es más, déjeme decirle algo que a nadie le he confiado. Mi abuela tenía una teoría muy interesante, decía que si bien todos nacemos con una caja de cerillos en nuestro interior, no los podemos encender solos, necesitamos, como en el experimento, oxígeno y la ayuda de una vela. Sólo que en este caso, el oxígeno tiene que provenir, por ejemplo, del aliento de la persona amada; la vela puede ser cualquier tipo de alimento, música, caricia, palabra o sonido que haga disparar el detonador y así encender uno de los cerillos. Por un momento nos sentiremos deslumbrados por una intensa emoción. Se producirá en nuestro interior un agradable calor que irá desapareciendo poco a poco conforme pase el tiempo, hasta que venga una nueva explosión que haga reavivarlo. Cada persona tiene que descubrir cuáles son sus detonadores para poder vivir, pues la combustión que se produce al encenderse uno de ellos es lo que nutre de energía el alma. En otras palabras, esta combustión es su alimento. Si uno no descubre a tiempo cuáles son sus propios detonadores, la caja de cerillos se humedece y ya nunca podremos encender un solo fósforo.
Si eso llega a pasar el alma huye de nuestro cuerpo, camina errante por las tinieblas más profundas tratando vanamente de encontrar alimento por sí misma, ignorante de que sólo el cuerpo que ha dejado inerme, lleno de frío, es el único que podría dárselo.
¡Qué ciertas eran estas palabras! Si alguien lo sabía era ella.
Desgraciadamente, tenía que reconocer que sus cerillos estaban llenos de moho y humedad. Nadie podría volver a encender uno solo
Lo más lamentable era que ella sí conocía cuáles eran sus detonadores, pero cada vez que había logrado encender un fósforo de los habían apagado inexorablemente.
John, como leyéndole el pensamiento, comentó:
-Por eso hay que permanecer alejados de personas que tengan un aliento gélido. Su sola presencia podría apagar el fuego más intenso, con los resultados que ya conocemos. Mientras más distancia tomemos de estas personas, será más fácil protegernos de su soplo.-Tomando una mano de Tita entre las suyas, fácil añadió-: Hay muchas maneras de poner a secar una caja de cerillos húmeda, pero puede estar segura de que tiene remedio.
Tita dejó que unas lágrimas se deslizaran por su rostro. Con dulzura John se las secó con su pañuelo.
-Claro que también hay que poner mucho cuidado en ir encendiendo los cerillos uno a uno. Porque si por una emoción muy fuerte se llegan a encender todos de un solo golpe, producen un resplandor tan fuerte que ilumina más allá de lo que podemos ver normalmente y entonces ante nuestros ojos aparece un túnel esplendoroso que nos muestra el camino que olvidamos al momento de nacer y que nos llama a reencontrar nuestro perdido origen divino. El alma desea reintegrarse al lugar de donde proviene, dejando al cuerpo inerte... Desde que mi abuela murió he tratado de demostrar científicamente esta teoría. Tal vez algún día lo logre. ¿Usted qué opina?

Como agua para chocolate. Laura Esquivel.

8.3.11

Todavía no-pero ahora sí.

El mundo gira y en sus vueltas maniáticas pero continuas mantiene el agua del dique calma, cristalina y estancada en el mismo lugar desde hace ya unos cuantos años. Imaginemoslo, con sy donde hay orden y continuidad característico, el cielo con su sol o estrellas decide reflejarse en busca de tranquilidad. Aunque sea creámoslo así por unos segundos.
Los troncos que sostienen la represa yacen acomodados desde el primer día en que se creó, intactos como si el paso del tiempo no los hubiera afectado siquiera. Son ancianos sentados en el asilo, mirando por la ventana la vereda cubierta de pasto y cansancio. Esos mismos que cargan con tormentas y eclipses; a sapiencias de la experiencia y vida que aprendieron a equilibrar en su espalda, no hablan entre ellos por no ser necesario transferir más de lo que ya han intentado enseñar.
Sentémonos fuera del embalse, mirando durante un largo período lo poco que varía el mismo. Ahora, una vez que cierres los ojos y logres conformar la imagen que describí, sintiendo el viento que mueve las hojas de los árboles, con los ojos compenetrados en la estabilidad del dique; ahora que pueden sentirse tan calmos y serenos como el agua que llena la pileta natural que tenemos frente a nosotros, dejemos que los troncos en un mismo instante se rompan. El agua dispara hacia las paredes más cercanas, buscando en un absurdo intento ser contenida nuevamente, tanto como lo había sido las últimas dos décadas.
Se alborota, explota contra las esquinas con las que torpemente se topa. No tiene freno, dirección o embrague. Todo en quinta y a 180. Arrastra consigo tierra y hojas del otoño, destroza el mismo pasto del que se nutrían los ancianos por las tardes. Árboles, flores, deja tras de sí el rastro de autodestrucción. Cada ola que rompe lastimosamente, grita por ayuda. Hiere y pide auxilio. Un loco que mientras te pega quiere que lo abraces.
Y uno, como espectador de la catástrofe, se toma sólo un segundo para intentar asimilar tanto desorden y a la vez descifrar la manera más rápida de volver al estado anterior. Más torpe que el agua, te levantas y te mareas con la rapidez con la que quisiste salir del nirvana que acostumbraba embriagarte. Entre la corriente encuentras algunos troncos que no se dañaron y con los mismos, en un ademán más que inútil, querés armar nuevamente el dique. Los pedazos de madera, las viejas almas debilitadas, no luchan por quedarse entre el barro y frenar el caldo de decepciones que se llevaba con sí todo lo que tuvo anteriormente ese lugar. Mientras te detenés en un sitio, tu mente viaja a otro, sabiendo que el tiempo no es suficiente. Que tus dos manos y rapidez no son proporcionales a los gritos que te aturden.
Querés hacerte chiquitito, salir de ahí. No haber estado nunca y menos aún haber sido testigo de tal tragedia. Se te impuso una tarea que considerás completamente injusta. Sólo miraste el agua acumularse; te la apropiaste, sí, pero nunca estuvo en los planes ver tal destrucción y ser responsable del arreglo de la misma.
Tu cabeza da vuelta como el agua que corre sin parar. Tus brazos no son lo suficientemente fuertes para contener la masacre, tu mente no es capaz de encontrar la solución, no fuiste entrenado para ésto y no querés que te corresponda.
Entonces suspendés la inservible tarea de intentar regresar cada gota al corral, callar cada grito y estar nuevamente sublevada al viento, la lluvia y el sol. Congelás tus ideas y dejás tibia solamente una. Sentarse en el mismo lugar que hacía unos minutos te sostenían y ver, solo ver y no querer solucionar nada. No hoy, no ahora. Ya llegará su momento.

Click.

Me gusta más despedirte que caminar con vos
y me gusta más cerrar mi zippo que fumarme el pucho.

7.3.11

Hoy.


Tan cierto como la afirmación de que nada me hace mejor.

6.3.11

Lidia.

1
Lidia es joven, ni muy chica ni muy grande. En su cabeza pesan años que vivió en sueños, y en su cuerpo faltan experiencias que el miedo se apropió. Toda su vida tuvo el pelo largo y con rulos; siempre que su abuela tuviera que hacer referencia sobre su belleza, hablaba de él. Hoy lo llevaba corto, y aunque a veces se arrepentía de no tener lo que consideraba su inexplicable escudo protector, ya los mechones no la molestaban a la hora de la lectura; pero hacía tiempo que no le acariciaban la cara, le acomodaban el flequillo y le decían lo linda que era.
El concepto de hermosura siempre le había parecido relativo. No entendía el común denominador que flotaba entre la gente. Así como tampoco entendía el pronóstico del tiempo. Desde chica sentía la lluvia cuando su mamá, Josefina, le decía que se aleje del sol para no quemarse su blanca piel. Había días azules, rojos, violetas, de café con leche, limonada o almohadas, y ponerse de acuerdo con cualquier otra persona siempre había sido complicado.
Tampoco era amiga de los calzados, desde su infancia había descubierto lo bien que se sentía apoyar sus pies en el pasto húmedo de rocío matutino, y mirar cómo sus deditos se hundían entre las cintas verdes que alguien, afortunadamente, se había olvidado de cortar. Andar descalza le permitía recordarle de vez en vez al cuerpo que seguía viva.
El jardín de su casa fue la primer fuente de inspiración que llevó a Lidia a formar su mundo aparte. Una especie de refugio con determinadas características que la protegían del cemento que abundaba en el exterior. Le divertía imaginar que el sonido acumulado de caños de escape y aceleradores eran el murmullo de viejas vecinas que salían a barrer la vereda. Y no faltaban colores, colores que variaban según el exterior. La realidad afectando su pequeño escape, donde el verde podía ser naranja en un abrir y cerrar de ojos.
Con el tiempo este mundo se transformó el cuarto donde quería dormir, comer y vivir. Su lugar, donde no estaba intranquila, incómoda, triste, ahogada o sucia. El aire limpio entraba como brillantina. Había golosinas por montones y bibliotecas interminables. Cuando el vaso de agua quería rebalsar, automáticamente viajaba y en cuestión de unos pocos segundos se encontraba entre gomitas de frutilla, pasto verde y lluvia color magenta. Sentía que ahí brillaba, si es que no lo podía hacer en la ciudad gris.
Entre sus muchas costumbres, estaba la de morderse el lado derecho del labio inferior, por lo que siempre andaba con una marquita roja. A veces era de sangre, otras veces era simplemente la cicatriz de tantos años.

Cuando desvía los ojos mirando al vacío, podés verla lastimándose la boca. O quizás con un cigarrillo en la mano, vicio que había sumado desde hacía un par de años.

4.3.11

Let it go.


Y sonrío, y siento. Hay silencio dentro del fuerte de guerra, quizás la batalla mental terminó. Y sonrío, y sonrío. Y me atrevo a decir que brillo. Honey, la vida es hermosa, tan llena de colores que no todos pueden ver pero sí sentir. No estoy dormida ante las caricias y mi cama ya no me da miedo. Abrí los ojos y ahí estaba todo. Los árboles más verdes de lo que recordaba, la lluvia me hace mimos acompañada del viento que me canta una canción de cuna. Qué lindo, qué lindo. ¡Ay! si pudieras verlo, si pudiera afectar tanto a tus sentidos como a los míos, podría ser aún mejor.
La arena hace de frazada mientras que el pasto se brinda de colchón. El sol te abriga y te cambia la piel. Se renueva el aire, ¿no te dije? ¡respiro! y el recambio de células creo que está sucediendo.
¿Y qué si estoy caminando por el borde de la cama marinera? camino, bailo, salto y cierro los ojos. Si caigo, caeré; si me lastimo, dolerá, habrá heridas y todo eso por lo que ya pasamos. Pero no dejaré de caminar, bailar, saltar.
Siempre tuve miedo a perder la sonrisa. Realmente creo que no pasó.

1.3.11

Cantame.

When you try your best but you don't succeed
When you get what you want but not what you need
When you feel so tired but you can't sleep
Stuck in reverse

And the tears come streaming down your face
When you lose something you can't replace
When you love someone but it goes to waste
could it be worse?

Lights will guide you home
and ignite your bones
And I will try to fix you

High up above or down below
when you're too in love to let it go
but If you never try you'll never know
Just what your worth

Lights will guide you home
and ignite your bones
And I will try to fix you

Tears streaming down your face
When you lose something you cannot replace
Tears streaming down your face and I...

Lights will guide you home
And ignite your bones
And I will try to fix you

Y diría Gracias.

Baila con el viento, única y hermosa.

Era una hoja. Hija del árbol que proveía de sombra a muchas (quizás demasiadas) almas en el parque del centro. Ella fue parte del conjunto que facilitaba las tardes lejos del sol; pero como una vez había escuchado entre sus hermanas, llegaría el momento en que caería y podría estar más cerca, o hasta tocar, a esa misma gente que alguna vez la miró desde abajo. Y ahí estaba. Pero había que estar atento, le dijo cierto día una hermana mayor (más sabia y con más tonos marrones de los que jamás había visto), a las personas y sus creencias. No había muchos que supieran que aún estaría viva al despegarse de su madre; la darían por muerta. Algunos hasta la agarrarían y jugando a la par de una charla y algunos mates, la romperían, sacándole de a poco cada parte que la hacía única. ¡Ser única! otra de las cosas que debía olvidar. La vida ya no era como en casa, donde cada hermana se distinguía de otra por las varias habilidades que tenían. Algunas bailaban mejor con el viento, otras les sentaba mejor el agua de lluvia, algunas eran más verdes, más grandes, más habladoras, más sabias. Ser peculiar no existía entre la gente.
Aún así, sabiendo que no podía hacer mucho más que aprovechar las brisas para mantenerse alejada de las manos que pudieran destrozarla sin pensarlo dos veces, no podía evitar detenerse en los detalles que los componían. Las risas, cómo se miraban y charlaban. Hablaban un idioma distinto del que ella entendía. Y lloraban también. Era como cuando llovía, pero desde los ojos. Y no mojaban más que sus caras, que salvo por algunas diferencias, parecía tener una textura parecida a la propia. Las más grandes lucían un poco a sus hermanas mayores, tenían arrugas, y sus rostros denotaban experiencia, inumerables historias que no tardaban en contar y cansancio, pero no descubrió de dónde venía. Los más lisos, que supo entender que eran a su vez los más jóvenes, sonreían más y hasta vió que se detenían más en su familia. Por alguna razón le pareció que las comprendían, quizás para ellos sí eran únicas y hermosas.
No logró impedir, a lo largo de sus días en el pasto y las horas que había pasado examinando los detalles de la gente, querer respuestas a las muchas preguntas que se estaba haciendo. Le hubiera encantado estar un segundo más ahí arriba para preguntarle a las más sabias, por qué sólo los jóvenes las querían; por qué las veían tan diferentes a ellas cuando en realidad se parecían más de lo que pensaban. O por qué no bailaban con el viento, corrían a taparse cuando venían las gotas de lluvia y preferían la sombra antes que el sol. Pero no podía preguntar, no habría réplicas. Estaba sola, en ese mundo que no quería distinguir sensaciones tan fuertes y maravillosas como las que ella distinguía. Quería volver a su árbol. O bien, dejarse llevar por una brisa hasta las manos de quien, en vez de romperla, le muestre qué había después del parque del centro; ¿a dónde iban? ¿de dónde venían?. Era la primera vez en su vida que quería ojos, para poder cerrarlos y llorar. Que cada lágrima sea una respuesta y así sentir que las cosas cobraran el sentido que tenían cuando todavía no había caído.

Miel y madera.

Náuseas, me sofoca, me da asco. Atada, presión en el pecho, contracción del cuerpo. Dolor, algún tipo de quemadura interna, desgarramiento de los músculos, la sangre tan espesa que no puede recorrer las venas. Imposibilidad de sentir más que lo redactado. Algún tipo de entumecimiento en la piel, en la capa exterior. No hay miedo, hay angustia. Claustrofobia, desconcierto ¿dónde voy?. Puerta de entrada, no de salida. Camino de ida. Ya conocés esa cháchara. Sacame de acá. Se me acaba el aire, ¿no lo ves? cada inhalación podría ser la última.
Dejo de golpear. Nadie escucha, nadie lo hará. Nadie se preocupa por quitar los clavos del cajón, ni por forzar las maderas que se apegan tercas unas a las otras. Relajo primero las extremidades, mis manos se recuestan a mi costado, mis piernas se desploman rendidas hasta tocar la pared que me limita. Se dilatan los poros y dejo que mis ojos caigan, exhaustos por querer buscar salida en tanta oscuridad. Dos lágrimas se escaparon, astutas; primero descendieron por mis mejillas, luego por mis hombros y terminaron al costado del ataúd, dejando así dos marcas de alivio en tanto material.

27.2.11

Comeagain.

I think... I think I'm happy. I think I'm happy and afraid.
It sure feels fine, srsly.

25.2.11

Viernes 3 am

Intento de suicidio con capítulos de O.C., Grey's Anatomy, Skins, golosinas, cigarrillos, canciones de amor, películas románticas, alguna que otra obra de Shakespeare y parejas perfectas.

Falta aire.

Basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta basta.

Si!

Contemos con los dedos de una mano y los demás pueden tirarse a un pozo.

24.2.11

A cama armada.

Antes de ser el títere descosido
la obra era extremadamente más fácil de actuar,
los personajes más puros,
los sentimientos como cartas sobre la mesa
y los besos estaban limpios de futuro.

Ayer, hoy y mañana eran presente
y se derramaban lentamente como la miel en mi taza.

Caminar, tropezar, reír.
Tan simple como las flores pueden ser.

23.2.11

20.

Me gusta llorar cuando veo series.
Me tiemblan las manos en ciertos momentos, y aún no sé la razón.
Los colores y sabores tienen la cualidad de definir todo en la vida.
Me gusta sentir el pasto en mis pies.
Odio los puntos suspensivos.
Colecciono una gran cantidad de libros en mi mesa de luz a medio leer.
Le tengo miedo a mi cama.
Me gusta que me saluden con un abrazo a la mañana, sin 'hola' ni 'buen día'.
Amo caminar por el cordón o la calle, pero no la vereda.
Me gusta sentir el viento en mi cara.
No puedo mirar los ojos de la gente, excepto de una pequeña minoría.
Creo que las polillas dominarán el mundo; y si no es así, es una buena excusa para tenerles miedo.
Estoy convencida de que lo simple es lo más lindo, y que menos suele equivaler más.
Me gusta el café con leche y desayunar con un cigarrillo.
Siempre quise subirme al techo de mi casa para ver las estrellas, nunca lo hice.
Soy torpe.
No me gusta mi nombre.
Mi color favorito es el azul.
Tengo muchos miedos.
Tengo 5 realidades que no quiero escribir.

Retazos de palabras viejas.

Escondió una lágrima y siguió comiendo su insípida comida, que irónicamente tenía más condimentos de los que ella jamás podría nombrar. Su ademán fue tan evidente que no hubo dudas por parte de la gente con la que compartía la mesa acerca de su patético quiebre emocional. Miró de reojo nuevamente y encontró la mirada comprensiva que no pensó volver a ver, pero por alguna razón no tenía interés de acompañar. Volvió la vista a su plato y mientras jugaba con el tenedor y la comida que había en él, dejó fluir sus recuerdos. Una sonrisa de medio pelo apareció en la cara de Lidia, e instantáneamente empezó a asentir; la realidad era diáfana y simple, la hoja de un árbol, la espuma del café, el rocío de la mañana.
Un sentimiento de seguridad se apoderó de ella; lo extrañaba. Hacía mucho que no era feliz, o la sensación no llegaba a embriagarla. Y al momento de admitirlo, por alguna razón (que involucraba el orgullo y la sonrisa ajena) su alma que hacía casi un año había dado por perdida, comenzó a destilar alegría.
Levantó la vista una vez más, la mirada comprensiva seguía allí; parecía como si la oleada de memorias y colores que la golpearon, la hubieran invadido durante sólo un instante y el tiempo no hubiera realmente pasado. Comprendió que él también necesitaba sonreír tanto como Lidia lo hacía. Que estando a su lado le estaba dando una razón para hacerlo; que esos tres años construyeron más de lo que destruyeron. Que el castillo de cartas podía volver a caerse, el viento no le haría mal a nadie.

22.2.11

Amarillo.

Dejé que los dedos de mi conciencia recorrieran las memorias que grabaste en mi cabeza durante un instante. Sentí frío en el pecho, un color amarillo en mi interior. Miedo también, parecido a alguna clase de fobia que no puedo realmente identificar. Sentí la contracción de los órganos dentro de la caja torácica, como si estuviera siendo aplastada desde adentro. Una pared que me prohibió continuar con la frecuencia de respiración que estaba llevando.
El congelamiento, que sólo duró una milésima de segundo pero quedó embebido en mi mente, vino de la mano cuan dicotomía representada en una obra de teatro con un golpe cálido que perduró durante varios minutos. Una cachetada de calor y una caricia helada en el corazón, si se quiere.

Es la intranquilidad de no tenerte y el miedo de volver a hacerlo.

19.2.11

Segmentación de sensaciones.

Suceden cada 1, 2, 3, 4 segundos. Lidia contó la misma cantidad de números durante unos minutos para comprobar su teoría. 1, 2, 3, 4. Siempre llegaba al mismo resultado. ¿Cuánto sería lo que realmente pasaba entre el comienzo de la cuenta y el final de la misma?
Detuvo la vista en la nada infinita una vez más. Dibujó la historia de las hojas y su antiguo matrimonio con el viento, el pasto y su inesperado histeriqueo. Dejó que la brisa despeinara su pelo y le haga cosquillas en la espalda. El tiempo parecía no pasar, o quizás al contrario, correr al lado de ella. Mientras más escapara hacia el mar de lágrimas y murmullo de risas, ese mundo aparte que había creado con el resto de cenizas y caricias que le quedaban por dar, más se apartaba el sol. Parecía querer esconderse antes de ser percibido por Lidia y sus oxidados trabajos mentales.
El secreto está en saber que la respiración se vuelve más profunda cuando cerramos los ojos, que las mariposas en la panza son en realidad fuegos artificiales, espontáneos y efímeros, que una estrella fugaz es la única parte de la realidad que sabe suficiente acerca de las miradas y de la vida como para aceptar con alegría que va a ser apreciada sólo por un momento; que las sonrisas perecen y las lágrimas están siempre latentes, como guerreros preparados para salir al más mínimo rasguño.
Los pensamientos y planteos comenzaron a transformarse en alfileres. Pinchaban y dejaban marcas; cada vez que Lidia se acercaba a la herida sentía un dolor lacerante, como si su alma estuviera a carne viva, dejando que los nervios sean capaces de captar todas las grietas de la conciencia.
No hubo solución concluyente en su batalla mental, fueron las agujas del reloj y una voz externa que la hizo pararse y caminar. Un poco de caramelo curó la amargura que sabía, se iba a desatar al ponerse el sol.
1, 2, 3, 4 segundos marcaron la diferencia en la primavera abstracta que temió disfrutar en su cama.

17.2.11

Que alguien reemplace nicotina por amor.

Dejar de lanzar dardos envenenados,
cambiar mi armamento por luz.
Que alguien reemplace nicotina por amor.
Es muy tarde para un café con leche,
una limonada me sienta mejor.

Se me antojan ciertas golosinas,
algunas risas tímidas,
una caricia color azul.
Que despistes mi mirada, asustes mis fantasmas,
te enfrentes a mis miedos.

No estoy acá para decir
que es tan fácil como hervir agua al sol,
o un poliladron de a dos.
Ni para prometer más estrellas
de las que quizás ves cada noche.
Sólo digo que soy otro patio,
un cielo diferente,
una brisa color violeta.
Quizás hasta un manojo de ternura,
inseguridades,
algodón de azúcar.

Domestication is the enemy of romance.

"I guess when your heart gets broken, you sort of start to see the cracks in everything. I'm convinced that tragedy wants to harden us, and that our mission is to never let it.
[...]
I guess I'm learning, little by little, that we decide what our lives are going to be. Things happen to us, but it is our reactions that matter."


Sally.

16.2.11

15.2.11

Tu abrazo cual bisturí.

'Seguí enojada la mayor cantidad de tiempo que puedas, porque el momento en que dejes de estarlo vas a encontrarte con dolor.'
Exijo odiarte. Exijo no querer tu piel, ni tu risa, ni tu respiración. Exijo rociar los recuerdos con vinagre. Echar querosén a tus caricias y prenderlas fuego. Las tuyas y las de todos los demás. No quiero, no quiero, no quiero, no quiero. Vaso de agua; gotita, gotita, gotita, gotita. Derrame. Derrame cerebral. Derrame contenido. Sáquenme de acá, alejate de acá, déjenme sola acá. Patada, patada, patada. Abrazame! no te das cuenta?! Otra patada más, y otra y otra y otra. No! abrazá más fuerte, hasta que no pueda moverme más que para rodear tu cuerpo. Lágrimas, te mojo los hombros. Sollozos, hiperventilación, ansiedad. No puedo parar, me desahogo. Sangra, se limpia, se cura, se cierra, cicatriza. 'Ya está'. No, no está. Te siento; siento tu calor, tu pelo me hace cosquillas. Te siento, volví a sentir. Quiero dormir, pero no te vayas. Quiero despertar, pero no te vayas. No se vaya nadie. O en todo caso, váyanse todos.
Mucho cansancio, se me caen los hombros, los brazos ya tocan el suelo. Me desmayo. Caigo lentamente. Primero las rodillas, luego la cabeza. No dolió tanto, ahora no siento mucho. Pero siento que sólo me socorriste, ya te fuiste. Me cuesta ponerme de pie, manos? alguien? hola?.
Miro al costado y mi vista se topa con un pilón de cenizas, 'se consumió mi cabeza'. Cenizas color crema, cenizas color pasado. Cenizas color renacer.
O que estés acá, también.

14.2.11

In vain, in pain.

La risa organizada no es risa, así como las gotas alineadas dejarían de ser lluvia. No se puede organizar el encuentro azul, ni la caricia con explosivos, ni el beso con lágrimas.

Cuando estamos juntos ya no pregunto por qué luchar.
Todo asunto serio es menos que el misterio de tu mirar
Cuando estás conmigo todo lo que digo ya está de más
todo lo que es triste aunque sé que existe
puede esperar.


FUCK.

13.2.11

Poder, querer, whatever.

Es como si me pusieses a prueba. Como si estuvieras cual espectador, mirándome y riendo a la vez porque ya viste y memorizaste -aún antes que yo- la carta que saqué del maso al azar.
O quizás eso es lo que me gusta pensar para olvidar que realmente no estás conmigo.

12.2.11

Así.

Necesitás que ame, vamos a amar. Amo tu mirada profunda, me hiela los huesos. Amo tus besos espontáneos, me sacuden y estremesen la espalda. Me fascinan tu calor, sentir tu mano en mi cuerpo, tu cara cerca de la mía. Duermo con tus caricias, erizan de a poquito y con risas tímidas de por medio, toda mi piel.
Y amo, amo el sol. Amo la lluvia, las estrellas. Sólo odio a la luna, roba luz ajena. Amo el pasto en mis pies. Amo las gotas en mis hombros. Amo el cielo, un cálido baño, un eterno abrazo. Amo lo que tengo y lo que no tengo también. Amo las despedidas. Amo los cambios. Amo el desastre, el desorden, la vida. Amo reír, amo llorar. Amo ilusionarme, adoro saber que no tiene razón. Amo al destino que me puso donde estoy hoy. Amo mi pollera azul y mi sweater coral. Amo el brillo. Amo el rosa, magenta, naranja o azul. Amo lo único y lo típico. Amo las imperfecciones y los defectos. Amo pensarte y no volver a tenerte. Amo demasiado, tengo tanto para dar y vos me pedís aún más; ¿no te das cuenta? éste es mi amor. Quizás no es suficiente, pero amo que sea así. Te voy a despedir mil veces más si es necesario, pero amo decirte adiós y sentir que pusiste el candado. Porque ésto fue perfecto tal y como lo vivimos.

11.2.11

Maneras

No podía pedir mucho más. El corazón de Lidia bombeaba sangre limpia nuevamente. Renovada. De segunda mano, es cierto; pero era todo lo que necesitaba hasta que se termine esta taza de café y el cigarrillo que estoy a punto de prender.

9.2.11

Como algodón de azúcar.

Cuando pienso en vos, se me antojan todas las golosinas que amo.
Tu piel es azucarada, ¿sabés? como caramelo sabor tuti-fruti. Y tu risa abraza mi cuerpo tan cálidamente como el sol de verano a mis hombros mientras abro un chupetín de cereza. Cuando peino tu flequillo, siento arena en mis dedos; esa arena de playa que molestás cuando estás tomando un jugo de sandía; tu pelo parece que hubiera crecido para que yo lo pueda acomodar. Pero lo más extraño es que tus caricias se sienten como arándanos con crema. Me hacen estremecer, quizás por lo ácido, pero son suaves y dulces a la vez. Tus manos cuando agarran mi cara son viento de lima y lluvia de almíbar; yuxtaposición de realidades. Pero cuando colocás mi pelo detrás de mis orejas es sólo una briza que normalmente eriza mi piel, como los Nerds que al disolverse hacen burbujas en mi boca.
Es como estar en la pileta de verano, seguro que lo captás. Primero el frío nos hará dudar hasta entrar; una vez dentro, es el mismo frío que nos mantiene con el agua hasta el cuello, prefiriendo unos minutos más antes que el cruel clima poco conveniente para nuestra situación, nos haga tiritar.
El corazón hace algo como tututá tututá; alguna melodía que todavía no escuché.
Extrañarte es como algodón de azúcar; lo digo en varios sentidos.
Lo mejor es que, ahora que tengo nuevos recuerdos (quizás creados de un sólo momento, ¿qué más da? ya los años valen tanto como los segundos), no necesito nada más.

Si pudiste entender tantas cosas, podrás entender ésto también; gracias, hiciste más de lo que podía pedir. See you in another life, brother. Good luck and have a nice ride.

8.2.11

No hace falta decir

En el balcón
donde pega más el sol,
mirando pasar
a los pájaros volar
no quiero saber
de dónde vienen volando.
No quiero saber
a dónde van.

6.2.11

Fade away

Estás pintando fuera de las líneas y dentro de poco no vas a ser capaz de encontrarlas nuevamente.
Me voy a dar un baño de esos que reinician el cerebro; deberías probar.

5.2.11

Be home.

“At least you’ll never be a vegetable … even artichokes have hearts.”

Mi intento de resurrección.

Soy un partido perdido, me han dicho los profesionales de mi vida. Junto como Gretel las migajas del bosque que me recuerdan que es mejor estar sola. Que no puedo traer amor, que no puedo pagar el impuesto.
Y mientras duele (juro que duele), pido un beso más. Uno que le termine de rogar que me quiera cuando yo pido que no lo haga. Pido que mire más allá y todo lo que soy pese más que cualquier otra cosa, porque lo necesito. No soporto seguir siendo más barata que la penumbra y quiero un americano en el central perk.
No hace más de veinte minutos que las olas me trajeron hasta acá; y será el entremés o el olvidatodo que me prohibe recordar lo que siento, lo que te transmito.
Quiero, quiero, quiero, quiero, quiero; want, want, want, want, want. Sólo le volé la cabeza a alguien lo suficientemente coherente/idiota (como tu diccionario filosófico de vida lo permita) para que tire en un tacho de basura todo lo que yo puedo ser.
Y te vas, y te vas.
Calambres en el alma, cada cuál tiene un trip en el bocho. Cuánto me duele que sólo me quieran recordar y nadie me quiera vivir.
No sé, son las siete aeme
. No me preguntes nada, no sé qué contestar.

3.2.11

Algún día.

A las pruebas me remito, me has dado la razón; aunque sinceramente creo que no te diste cuenta. Los cables de mi máquina cerebral están haciendo corto circuito, of course it's not right.

Love, love, love, love, love, love. Te envidio, pero de la envidia buena, la linda. Podés ver amanecer, el aire que respirás es limpio, transparente. Sos una fortaleza que brilla; brillás. Te iluminás al hablar de la vida. Ves el cielo con ojos dulces. Perdí los míos y estoy tratando de encontrarlos, ya te dije.

Algún día todo estará mejor, lo sé. Pero mientras siga opaca y perdida, mientras no me encuentre a mi misma, ¿cómo puedo buscar y esperar encontrar? No quiero que sea mi egoísmo. Ésto me toca a mi; no puedo pedirle a nadie más que cargue mochilas que ni yo puedo levantar, no puedo pretender que alguien me ayude a encontrar el interruptor que apagó la luz acá.

Honey, la herida pica. Pica mientras cicatriza. Pica y me hace acordar que está ahí, que están ahí también. Que estoy marcada y que a leguas de distancia se notan mis imperfecciones. Pica y dibuja mi sonrisa, no la moldea.

Vos tenés algo que te pisa los talones, yo sólo tengo las ganas de brillar. What do you want me to say? it all hurts.

Ah! todavía tengo tu cd.

Nada por lo que vos te tengas que preocupar.

There're too many words passing me by, loud noises, heavy tears.

Fight me a war against loneliness
fight me a war against my head
fight me a war against madness.
Try, please. Try.
Fight me a war against my reality.
Fight me a war against my own civil war.
Try, please. And if it's not too fucking hard, win.

Because all I've got left is this loneliness, this head, this madness. This reality, this inside civil war. And I need someone to care enough to fight. Not to become a warrior, I just want a man who's crazy enough to think that I'm worth it.
Actually, I am. And if you're too, you're gonna try.

I'm talking to you. To everyone. To no one. To anyone -but in that anyone, please let it be the one.

1.2.11

Fucked up

No podés coser la herida sin antes limpiarla. Se inflamará hasta abrirse, rompiendo primero las fibras que te encarcelan y dejando salir el espeso líquido infeccioso que previamente se encargó de penetrar en tus venas, repartiéndose por cada rincón que te compone. Y cuán gracioso es que sean estas horas de la madrugada que me llevan a sentir tanto alquitrán fluyendo entre mis paredes. Pido a gritos un escalpelo para producir la incisión exacta que deje brotar toda esta suciedad hacia afuera. 'Es tarde, realmente tarde' me grita un vecino en mi cerebro. Y aún así proyecto películas de un futuro color magenta que inconscientemente reconozco como pilotos de programas que no tendrán éxito.
Sólo te romperé el corazón porque heme aquí, juntando las piezas del mío.
Y sólo te puedo hacer mal, porque bienvenida sea mi destrozada cabeza.
Te presento a Agustina, solía marcar con pequeños círculos los puntos de las I. Dibujaba corazones al costado de su cuaderno cuando se distraía. Veía el mundo más claro y los árboles eran excelentes razones por las que reír. Un gusto en conocerte, me transformé en gris melange.

Llenás tus valijas de amor.

Cuando comenzamos a nacer,
la mente empieza a comprender
que vos sos vos y tenés vida.
Que poca cosa es la relidad
mejor seguir, mejor soñar
que lo que vale no es el día.
Pero el sol está,
no es de papel, es de verdad.
Tenés una boca para hablar
y comenzás a preguntar
y conocés a la mentira.

Y qué vas a hacer?
Uno se cansa de correr.

Pero si te ofrecen el final dirás:
igual me he de quedar,
porque soy yo, porque es mi vida.

30.1.11

Stop it

Ya no te puedo explicar lo cansada que me tenés, Agustina. Basta.

Beware

Por solo un instante, y sin previo aviso, me olvidé de respirar. Quizás sea mi sistema presentando una queja formal sobre seguir recibiendo aire contaminado o ajeno, aunque también es posible que sea un buen truco para evitar que mi cerebro consiga el oxígeno suficiente para poder continuar alimentando a las bestias; andan realmente hambrientas en esto último tiempo, ya lo saben.
Puede que -barajando las opciones, just that- haya sido un pésimo intento de suicidio; inconscientemente dejando en constancia que no quiero seguir caminando, pero sabiendo a la vez que no iba a funcionar.
Sentí forzoso volver a inhalar después de esos segundos donde desistí en la tarea de vivir. En ese segundo, el embrollo de pensamientos que venía albergando mi cabeza se reorganizó y se dejó ver con claridad.
Las vertientes eran sólo dos; por un lado, ser feliz. Por el otro, no involucrar a quien no lo merezca en este oscuro, complicado, mágico y atrapante bosque ya que fácilmente se perderán, se hará de noche, y a partir de ahí ni ellos ni yo seremos capaces de re-encontrarnos; sí, aunque nos extrañemos.
Hay que resumir, la Agustina que pueden conocer hoy, no soy yo. Beware, honey.

29.1.11

Yep

do you know the feeling?

Asfixia

Reflejalo en un cuarto, en su desorden y suciedad; en una isla y la inmensa cantidad de nada que la rodea, si te parece mejor. Llevalo a cualquier punto que necesites para ponerlo en papel, da igual. Vos sos la habitación, vos estás hecha un absurdo caos. El océano se filtra por tus poros y desborda por tus ojos. Parafrasea, compará, ilustrá al mundo como más consideres necesario, porque al final sabés que esta red de fibras, arterias, sangre y concreto no van a dejar que escapes a ningún lugar.
Te estás pudriendo. No conseguís luz, ni aire, te alimentas de avena y no podés callar los gritos insoportables que te aturden y perforan los tímpanos. Pero nada es externo, todo está en tu interior. El humo se mantiene dentro, pero no forma nubes de penas o algodones de lágrimas, no; se transforma en piedras. Piedras pesadas, negras, que te impiden moverte. No podés correr, no podés permitirte estar de pie. Todo te lleva al suelo, que siquiera se encuentra frío y reconfortante, está manchado de alquitrán, el olor te quema la nariz y hace arder tus ojos.
Podrías continuar, pero ya no podés ver.

27.1.11

Igual que un barco en alta mar

Como la mayor parte de sus noches, Lidia se encontraba leyendo un libro a la luz de su velador. Acostada en su cama, con un cigarrillo en la mano que sin darse cuenta se consumía sin ser aspirado y un cenizero en la mesa ratona, la lámpara yacía vieja y cansada. Pasó una página más hacia el final cuando la luz que iluminaba las letras se apagó.
Siendo verano, ésto sucedía constantemente, por lo que no se inmutó; se levantó con el cigarrillo a medio usar en la mano y recorrió los recovecos de su casa en penumbras hasta llegar al jardín. Se sentó en una reposera y aprovechó el suceso para mirar tranquilamente las estrellas limpias que había dejado el corte general del barrio.
'Corte de luz', pensó. 'Qué concepto amplio y relativo...'
Doscientos sesenta y dos días habían pasado desde la última vez que su mente, sus pensamientos, sus sueños o sus realidades estuvieron iluminados.
El primer día, como cualquier persona que no haya pagado la cuenta o que haya sufrido una tormenta importante entenderá, fue el más oscuro que Lidia había vivido en su corta vida. Debía actuar con cautela, supo entender que la noche era tramposa; descubrió también que se volvía más tenue al cerrar los ojos. 'La sutil diferencia del vacío', le recordaba su mente.
La continua queja por necesidad de despedir el eclipsado escenario se degradó hasta convertirse en costumbre por el mismo. El punto máximo fue cuando no podía definir si estaba mirando el techo o soñando que tomaba champaña.
Entre los puntos brillantes se cruzó una estrella fugaz. Pidió un deseo. 'Que vuelva la luz', esperó que los astros pudieran comprender a qué se refería realmente.

Se prendió otro pucho, le dió una pitada; lentamente al sacar el humo, cerró los ojos y se sentó a esperar el momento que pudiera volver a leer su libro.

25.1.11

O.D

Sometimes I think I was born backwards... you know?, come out of my mum the wrong way. I hear words go past me backwards. The people I should love, I hate, and the people I hate...

Effy, Skins.

23.1.11

2

Fact:
En este exacto momento te invitaría a dormir bajo las estrellas.

16.1.11

Such a silly game

So I put my feelings out to dry
Love, one day again,
I'll have to try.
Falling out, making up
It seems such a silly game
Why do I never gain?

If there's music in the night,
And it's really, really right,
It's the only thing I need.
It intoxicates your mind
All your troubles left behind
So come on and take my lead.
It's not just me who feels it
Music plays a mind trick
Watch me forget about missing you