Hojaldre de caricias,
marmoladas sonrisas.
Budín de besos,
caramelos de tutti-fruti.
Y tus latidos,
y tu respiración,
y tus rodillas,
tus codos,
tu qué se yo.
Risa de media luna,
llena
o moribunda.
Prendida
o torcida.
Y es sólo un instante,
un cúmulo de estrellas
en un suspiro.
Tan efímero como un calosfrío
como una brisa.
Fieles hojas de otoño:
acójanme cuando esté caída
herida
sin salida.
Porque hay una mesa,
hay cartas,
sólo hoy,
y miedo por el mañana.
(Asustalo, sacalo de acá)
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