Te odio tiempo.
Odio a tus agujas,
a su insoportable camino.
Odio que no te detengas,
que no duermas,
que no llores.
Odio tus baladas,
tus risas
y totalitarismo.
Pasas, tiempo.
Pasas como sonido del sol,
pasas como si te llamara,
como si no tuvieras a donde ir
más que a la cama
de dos absurdos cómicos del momento.
Te amo, tiempo.
Te amo porque transcurrís,
porque hacés de todo
un abrir y cerrar de ojos.
Te amo porque no existís,
porque sos vos el que marcás
espontaneidad y destino.
Quedate por siempre, tiempo.
Te reís y me gusta.
Tenés agujas que cicatrizan,
que dejan el agua correr,
que crucifican.
Porque polvo,
porque mañana,
porque nunca,
porque a veces,
porque ya está.
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