Tus manos encendidas,
tus besos tímidos.
Mi cintura como océano,
que te invita a navegar;
mi respiración tararea melodías
en tu cama de cristal.
Arrugamos las sábanas
y armamos un fuerte con mi pelo
nos escondimos de la luz
y abrazamos caramelos.
Calendario sin días,
música sin fondo,
libros olvidados sin polvo;
tu diploma de locura
recién entregado.
Construís barcos en altamar
abrazás para sanar.
Me despido
de la rosa de los vientos,
del reloj llamativo,
del mañana, pasado o San Fermín.
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