La realidad no se responsabiliza por la pérdida de tus ilusiones.

9.8.11

Como cigarrillo.

Abajo de mi estandarte, siguiendo el asterisco, escrito chiquito del lado derecho en la parte inferior; ahí es donde reposa la idea (y la promesa) de que la ciudad de cemento no absorbería mi tersa imaginación, ni se llevaría las arrugas que se hacen en mis mejillas por la sonrisa que intento nunca desdibujar.

Y ahora las banderas sí se lavan. Y ahora rompo ese pedazo de tela y lo entierro en mi carrera.

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