La realidad no se responsabiliza por la pérdida de tus ilusiones.

22.2.11

Amarillo.

Dejé que los dedos de mi conciencia recorrieran las memorias que grabaste en mi cabeza durante un instante. Sentí frío en el pecho, un color amarillo en mi interior. Miedo también, parecido a alguna clase de fobia que no puedo realmente identificar. Sentí la contracción de los órganos dentro de la caja torácica, como si estuviera siendo aplastada desde adentro. Una pared que me prohibió continuar con la frecuencia de respiración que estaba llevando.
El congelamiento, que sólo duró una milésima de segundo pero quedó embebido en mi mente, vino de la mano cuan dicotomía representada en una obra de teatro con un golpe cálido que perduró durante varios minutos. Una cachetada de calor y una caricia helada en el corazón, si se quiere.

Es la intranquilidad de no tenerte y el miedo de volver a hacerlo.

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