La realidad no se responsabiliza por la pérdida de tus ilusiones.

8.11.11

1.

Porque mi cabeza era una mazmorra y nada bueno puede venir de las mazmorras. Las paredes se hinchaban de tristeza, caían lágrimas del suelo. Los ojos cansados de saber hacia donde mirar salían arrancados del cráneo, directo contra la pared para romper su cornea. Y nada bueno puede salir de una mazmorra. Es un lugar oscuro y húmedo, una de las pocas cosas frías que te consumen y se hacen ceniza.

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