La realidad no se responsabiliza por la pérdida de tus ilusiones.

1.12.10

Yo pensaba sueños.

Las verdades son para los valientes, a mi dame el lienzo a medio pintar. Y es que me gusta interpretar y no leer los resultados tan matemáticos de tu mente. Será por eso que yo siempre me senté a ver el cielo mientras vos mirabas mis ojos perdidos en la infinidad de posibilidades que nos depara la vida. Vos veías realidad de hoy, yo intentaba descifrar destinos muertos y por nacer. Y así nos perdimos entre dos caminos diferentes creyendo que aún paseábamos por el mismo parque, yo te hablaba pero vos sólo me oías, nunca llegaste a poder escucharme. Tampoco intenté gritar y alertarte que nos alejábamos, estaba muy distraída disfrutando de la brisa que despeinaba mi flequillo y acomodaba mis pensamientos; y si vos lo intentaste, no pude darme cuenta; ¿cuándo fue que me soltaste la mano?. Después fue demasiado tarde, tarde para volver a encontrarnos. Pero no extraño nuestras charlas, para ser sinceros nunca nos entendimos. Vos hablabas verdades y yo pensaba sueños. Nuestro idioma eran las caricias y las miradas, y mentiría si no dijera que extraño tus dulces ojos.
Fuimos tan diferentes como pueden serlo la lluvia y las nubes. Vos siempre fuiste simple de comprender porque hacías saber lo que pretendías, como las gotas de una tormenta. Pero necesitabas de mí, nunca fuiste completamente independiente. Necesitabas de una cabeza difícil de interpretar, alguien a quien tenías que dedicarle más que un par de minutos de oído para entender, alguien indeciso, que no sabe muy bien por qué está en éste mundo, como las nubes. Me necesitabas como la lluvia necesita a las nubes.
Y no me querías menos por ser soñadora e idealista, por pensar mucho y actuar sin realmente saber por qué, no. Me querías aún más. Por supuesto que me querías aún más, me querías en la medida que yo lo imaginaba. Yo te había creado y eras perfecto para ese sueño.

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