La realidad no se responsabiliza por la pérdida de tus ilusiones.

15.12.10

Hello, stranger.

Engañoso y traicionero. No podés esperar más de los dependientes de pequeños detalles. No queremos bolsas enteras de heroína, sólo ver la cara y las manos de nuestro proveedor, las arrugas, los gestos, su vida marcada en su cuerpo. Y al aspirar, será el lienzo que nuestra mente pintó la verdadera droga filtrándose por los poros y fluyendo por la sangre.
Es engañoso y traicionero, verás, porque nunca queremos ver el gran panorama, la sinopsis del momento ni tenemos el final en un pedestal. Vivir de escenas te seca, es la dieta de quienes pueden absorber todo lo posible de una mirada y vivir de ella el resto del tiempo que sea necesario.

Y así te convertiste en el aroma que personaliza el ambiente antes de que mis lágrimas caigan del cielo, en la brisa que golpea mi nuca una noche de verano, en el pasto invitándome a dormir y olvidarme del mundo. No es algo obvio ni predecible, necesité conocer cada centímetro de tu cuello y tu mente antes de que dejarte entrar en mi piel y absorberte de a poco, casi con miedo diría yo. Tomé mi tiempo para dejar que te filtraras por mis poros. Recorrí con la yema de mis dedos tus miedos y peiné tu pelo una vez más.

Es engañoso y traicionero, lo sé. Nunca tenemos en nuestras manos lo que necesitamos. Pero así como es posible que exista la sombra de mi árbol con sus raíces perfectamente dispuestas para que ahí me acueste, también es posible que algún día llegue a dedicártelo, Stranger.

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