La realidad no se responsabiliza por la pérdida de tus ilusiones.

12.1.11

Corta profundo

Alquitrán en su cabeza, no le extraña. La música no la calma y las mancuspias fueron alimentadas nuevamente. Le duelen los músculos cuando cierra los ojos, y el alma cuando los abre. La gente comenzó a cambiar oro por tierra. Lo único que necesitaba era algún tipo de explicación, sabía perfectamente que no todos le darían el mismo valor a la piedra preciosa pero, ¿cuánto pesaba ahora el brillo?
Es posible que haya nacido en una época equivocada, en un planeta errado; quizás fuera su cabeza la que no encajaba y debía variar... no. No podía ser eso.

Empezaba a escasear la luz y ser portadora de ella (aunque en este momento no lo pareciera) era algo que le llenaba los pulmones de aire limpio y fresco. Y sería así, al encontrar otro ente que también la emanara, le daría el valor que merece.

Al pan, pan
y al oro, oro.

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