Las nubes son como algodón de azucar y la nieve realmente es como crema. La lluvia es lenta, podemos ver cada una de las gotas que caen y mojan nuestro cuerpo nutriendo la traquea que está seca desde la última briza que ardió en nuestros ojos.
La risa es tan lejana como el sol. Las lágrimas se confunden con las precipitaciones, no sentís la diferencia hasta que llegan a tu boca y probás lo salado que puede ser la tristeza.
Basta sólo unos segundos para darte cuenta que no importa el prónostico que se declaró para tus órganos, el cielo sigue igual, mirándote sobre el hombro. Ira, ¿por qué despreciar mi dolor?. Tranquilidad, me decís que todo va a salir bien.
El espacio es tan abierto y el pasto tan pequeño, pasa desapercibido como hormigas en un universo paralelo.
Unfinished
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