La realidad no se responsabiliza por la pérdida de tus ilusiones.

28.7.12

Sintonías musicales de nuestra (eterna) infancia.


Y que el cuerpo sea limitado es sólo uno más de los rasgos que nos mantienen constantemente en la ruta del super-análisis; al borde del hermoso abismo de las decisiones. Honestamente siempre me sorprendió que nuestra fisonomía no se pareciera más a la de un envase que acumula mundos, que acumula miradas y pieles estremecidas, recuerdos que provocan una reacción casi química al rodarlos en nuestra mente.
Es finito, somos (in)finitos. Cúmulos de momentos; pero la luz no se consume (por favor, que no se consuma).

Brillás, eso me gusta de vos. Y me gusta de mí. Me gusta de todos. Brillamos y vibramos en diferentes sintonías, conectamos o nos desplazamos de órbitas que repentinamente se nos convierten en ajenas.
Y las sonrisas, las sonrisas. Vivamos por las sonrisas; buscando sonrisas, dando sonrisas, recibiendo sonrisas, juntando sonrisas. Ojos sonriendo, lágrimas sonriendo, labios sonriendo, (mi piel sonriendo al tacto de la yema de tus dedos), mejillas sonriendo.
Vos sonriendo,
yo sonriendo,
y después lloremos.

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