Esquemas de apariencia, de muerte cerebral. De pupilas dilatadas, de deseos que trotan planeando un porvenir. Sentir la sangre corriendo por tus venas, rompiendo el dique entre razón y corazón; un degradé peligrosamente exquisito (exquisitamente peligroso) sabiendo las pulsaciones en tu mente, marcando cual reloj los segundos hasta la desaparición de la oxitocina (esa hermosa y odiosa exitocina).
El único amor verdadero es el que se tiene por aquello que no puede sentir, porque nunca vas a esperar nada a cambio y siempre te darán paz interior.
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