En una palabra, el 'yo' tiene dos cualidades: es injusto en sí, por hacerse centro de todo; es incómodo para los demás, porque quiere someterlos; porque cada 'yo' es enemigo y quisiera ser el tirano de todos los demás.
Cada uno es un todo para sí mismo, porque, muerto él, todo ha muerto para sí; de tal modo que cada uno cree ser todo para todos.
La razón es solución, pero no es salvación
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